De la rica tradición vinícola de la localidad, cuya herencia son una treintena de bodegas modernas, aún perviven algunos edificios propios de las formas de elaboración del vino que se han transmitido desde la antigüedad. Una de estas construcciones es el lagar, donde se pisaba y prensaba la uva para extraer el mosto. En Pesquera, como en la mayoría de pueblos de la Ribera del Duero, los lagares eran edificios independientes de la bodega, de planta rectangular y generalmente de grandes proporciones que constan de pila para echar la uva y una pileta para recoger el mosto. El prensado se realizaba colocando un entramado de maderas (castillo) encima de los racimos y presionando éste con una viga de madera en cuyo extremo lleva una gran piedra de contrapeso al que se une un husillo cuya rotación permitía bajar la viga y presionar sobre el castillo. Para verter la uva a la pila se abrían varias ventanas a ras de suelo cuando el edificio está en pendiente o a la altura de un carro lo que permitía volcar los cestos cargados de uva sin mucho esfuerzo. Según recoge el Catastro de Ensenada (1753) en la población se contabilizan en torno a 50 lagares, que se distribuían tanto dentro del casco urbano como en el mismo cotarro de las bodegas, siendo los establecidos junto al Camino Real (carretera de Peñafiel) los más numerosos formando, hasta no hace mucho tiempo, una hilera continua desde el pueblo hasta las faldas del cerro. En nuestra población se diferencia otra forma de lagar, al que se denomina «cocedera» (cocer=fermentar). Básicamente el edificio mantiene las mismas características constructivas: su formato rectangular y las dos ventanas para verter la uva en la pila, pero la diferencia principal es la sustitución de la viga y piedra de contrapeso por las prensas manuales de jaula o husillo. Este cambio se produjo hacia mediados o finales del siglo XIX.